miércoles, 17 de septiembre de 2008

DE CULTURAS JUVENILES E INCLUSIÓN


La adolescencia como constructo social es aún hoy en día considerada desde una visión ADULTOCENTRISTA que expone dos ópticas: la adolescencia como etapa de transición a la adultez y la adolescencia como etapa problema para la sociedad. Así, las políticas de trabajo con la juventud recaen en programas aislados de protección externa o el bombardeo asistencial de control y populismo punitivo.
Bajo estos dos lentes, aparece el tema de las culturas juveniles urbanas. Frente al anonimato social los jóvenes tratan de formar sus propios grupos para encontrar un sentido de pertenencia o un espacio social. Hoy en día, podemos encontrar en nuestra ciudad agrupaciones juveniles que se identifican mediante la vestimenta y los códigos verbales, gestuales y éticos.
Los domingos por la tarde se reúnen muchachos en la glorieta del Parque Calderón realizando demostraciones de su pericias en el baile break-dance. En el centro de la ciudad haciendo uso de cualquier desnivel o pasamanos encontramos a los Skeaters. Los Bikers instalaban sus rampas en la rivera del río Yanuncay, la semana anterior, fue quemada la adaptación de esponja que habían adecuado para la práctica. Góticos, Heavy-Metal, Death-Metal, Hip-Hops, son otros grupos cuyo sentido de pertenencia se relaciona directamente con el género musical.
Hace unos meses, el accidente en la discoteca Factory de Quito evidenció lo que se pretende invisibilizar, el reclamo colectivo de adolescentes y jóvenes de todo el país quienes exigen el reconocimiento, la no discriminación y la inclusión de nuevas condiciones para las políticas de juventud. La demanda de espacios recreativos, de servicios amigables de atención en salud y de instituciones educativas que promuevan la formación de adolescentes ciudadanos y participantes activos de la dinámica de la vida, sujetos de derechos y deberes, incluidos en la sociedad como protagonistas y grandes actores.

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